El domingo pasado se llevo a cabo la última corrida de toros en suelo catalán, lo que más me llama la atención es la saña, la arrogancia y la hipocresía de los autoproclamados antitaurinos.
Primero que nada hay que observar que tras de esta decisión del Parlamento de prohibir la fiesta brava hay un tufillo de hipocresía proveniente de la izquierda “separatista” catalana, que cabe reconocer que han “luchado” por la autonomía de Cataluña por la vía “institucional” y no desde el terrorismo como los vascos.
Y es que el afán de distanciarse de la “identidad española” llevó a los diputados a tomar esta decisión, los que proclaman la autonomía son los mismos cínicos que viven del erario español; han “secuestrado” y tomado al futbol como bandera separatista, alardeando de los triunfos del Barcelona y que sin jugadores catalanes España no habría conseguido el titulo del mundo.
Los argumentos que esgrimen los “defensores de los animales” parecen indestructibles.
Decir “no a la violencia contra los animales” es como decir “no a la pobreza”. ¿Quién va a estar en desacuerdo? Nadie. Pero si digo que para acabar con la pobreza hay que abolir la propiedad privada, expulsar los capitales extranjeros y matar a todos los ricos obvio habría quienes no estarían de acuerdo.
Sin duda es cruel matar a los toros en un ruedo, es tener indiferencia hacia el dolor de los animales, pero igualmente cruel es comer carne, porque ya se una buen filete de pescado, unos tacos al pastor o una pechuga de pollo proviene de anímeles que igualmente sufrieron y nos mantuvimos indiferentes, se podría decir que es para consumo humano y es sólo por diversión, pues entonces esos mismos que hoy se desgarran las vestiduras para defender a los toros, por qué no defienden a los peces que utilizan en la pesca deportiva, es una actividad recreativa y los peces sufren igual que los toros.
No pocas personas piensan que esto se debería copiar en México, pero la miopía de los animal lovers mexicanos les impide ver todo lo que conlleva la fiesta brava aquí en nuestro país, primero que nada es una fuente que atrae turismo de forma importante, según Rafael Herrerias durante la temporada grande llegan cada domingo de 10 a 15 turistas para ver una corrida en la Plaza México, pero no solo eso sino que estos grupos de personas también vienen al país a dar un recorrido por varios puntos turísticos del territorio.
Además las ganaderías brindan empleo a un importante número de personas desde los que se encargan de alimentar a los animales hasta los veterinarios que cuidan de la salud de los toros, que dicho sea de paso son criados como reyes durante toda su vida en las ganaderías.
Ahora, creo que hay problemas de mayor prioridad que estar gastando energía en defender a los toros, y si es que en verdad le importan los animales, pues que se ponga a defender a los que están en peligro de extinción, los toros de lidia son para eso, para lidiarlos, no veo problema alguno en matar a un toro si el propósito de crianza es ese, igual mente, no veo problema hacer utilizar la carne de animales exóticos, además de la piel para hacer diversos productos como carteras o zapatos, si es que son de criadero.
Por último, veo que estos “pro animales” provienen de la izquierda cursi e hipócrita que, bajo la etiqueta de “usos y costumbres” aboga por mantener hábitos misóginos en estados sureños, y al mismo tiempo no quieren mantener los “usos y costumbres” de estados como Tlaxcala, Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán donde la fiesta brava es fundamental, donde en pueblos muy pequeños, los paisanos que están en Estados Unidos mandan dinero para la fiesta del pueblo, primordialmente para música, flores, cohetes y por supuesto organizar la corrida de toros. Una fiesta del pueblo sin toros, no es fiesta.
Primero que nada hay que observar que tras de esta decisión del Parlamento de prohibir la fiesta brava hay un tufillo de hipocresía proveniente de la izquierda “separatista” catalana, que cabe reconocer que han “luchado” por la autonomía de Cataluña por la vía “institucional” y no desde el terrorismo como los vascos.
Y es que el afán de distanciarse de la “identidad española” llevó a los diputados a tomar esta decisión, los que proclaman la autonomía son los mismos cínicos que viven del erario español; han “secuestrado” y tomado al futbol como bandera separatista, alardeando de los triunfos del Barcelona y que sin jugadores catalanes España no habría conseguido el titulo del mundo.
Los argumentos que esgrimen los “defensores de los animales” parecen indestructibles.
Decir “no a la violencia contra los animales” es como decir “no a la pobreza”. ¿Quién va a estar en desacuerdo? Nadie. Pero si digo que para acabar con la pobreza hay que abolir la propiedad privada, expulsar los capitales extranjeros y matar a todos los ricos obvio habría quienes no estarían de acuerdo.
Sin duda es cruel matar a los toros en un ruedo, es tener indiferencia hacia el dolor de los animales, pero igualmente cruel es comer carne, porque ya se una buen filete de pescado, unos tacos al pastor o una pechuga de pollo proviene de anímeles que igualmente sufrieron y nos mantuvimos indiferentes, se podría decir que es para consumo humano y es sólo por diversión, pues entonces esos mismos que hoy se desgarran las vestiduras para defender a los toros, por qué no defienden a los peces que utilizan en la pesca deportiva, es una actividad recreativa y los peces sufren igual que los toros.
No pocas personas piensan que esto se debería copiar en México, pero la miopía de los animal lovers mexicanos les impide ver todo lo que conlleva la fiesta brava aquí en nuestro país, primero que nada es una fuente que atrae turismo de forma importante, según Rafael Herrerias durante la temporada grande llegan cada domingo de 10 a 15 turistas para ver una corrida en la Plaza México, pero no solo eso sino que estos grupos de personas también vienen al país a dar un recorrido por varios puntos turísticos del territorio.
Además las ganaderías brindan empleo a un importante número de personas desde los que se encargan de alimentar a los animales hasta los veterinarios que cuidan de la salud de los toros, que dicho sea de paso son criados como reyes durante toda su vida en las ganaderías.
Ahora, creo que hay problemas de mayor prioridad que estar gastando energía en defender a los toros, y si es que en verdad le importan los animales, pues que se ponga a defender a los que están en peligro de extinción, los toros de lidia son para eso, para lidiarlos, no veo problema alguno en matar a un toro si el propósito de crianza es ese, igual mente, no veo problema hacer utilizar la carne de animales exóticos, además de la piel para hacer diversos productos como carteras o zapatos, si es que son de criadero.
Por último, veo que estos “pro animales” provienen de la izquierda cursi e hipócrita que, bajo la etiqueta de “usos y costumbres” aboga por mantener hábitos misóginos en estados sureños, y al mismo tiempo no quieren mantener los “usos y costumbres” de estados como Tlaxcala, Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán donde la fiesta brava es fundamental, donde en pueblos muy pequeños, los paisanos que están en Estados Unidos mandan dinero para la fiesta del pueblo, primordialmente para música, flores, cohetes y por supuesto organizar la corrida de toros. Una fiesta del pueblo sin toros, no es fiesta.