Y es que siempre que tenemos que tomar decisiones. Bien es sabido que después de una decisión vienen las dudas, o ¿ante las dudas una decisión? No sé. A donde quiera que volteamos hay decisiones, que sí el Chepo convocó a Damián, que Lubezki no ganó, que si tomamos el metro, si pagamos con cambio, si nos quedamos con la duda en clase, si dormímos en vez de salir a correr, si escribimos una entrada para este blog. Todo son decisiones.
Las hay oportunas, adecuadas, apresuradas, incorrectas, confusas, sin razón; las hay de todas formas, colores, tamaños y sabores.
Y no quiero ponerme muy filosófico ni mucho menos, pero no entiendo ¿És nuestra vida un resultado de nuestras decisiones o tal vez es la vida la que nos lleva a tomar el camino de la derecha en vez de la izquierda? Y es que en verdad no tenemos tiempo para ponernos a pensar en esto, ¿recuerdan la última vez que lo hicieron? Yo sé, muy ocupados; el trabajo, la escuela, los amigos, la familia. !Lo sé miles de cosas antes de pensar en que camino estoy tomando¡
No quiero entrar en polémica al decir que hay que arriesgarse, porque muchos dirán, "yo me arriesgo a cambiar", otros dirán que correr el verdadero riesgo es intentarlo otra vez.
Yo pienso que no hay que cuestionar tanto si la decisíón tomada es la adecuada, la tomamos y ya, algo nos llevo a hacerlo, muchas veces la razón, otras tantas el corazón, pero ya está decidido. Sólo hay que ser constantes, y respaldar tú mismo tus decisiones. Son tuyas, de nadie más.
Nuestros dos o tres lectores se preguntarán ¿y qué con esto? Tán fácil cómo decir que yo he decidido volver a escribir. Seré constante, aquí y con todas las decisiones que tome, así que sí, esperen más de mi.
