19 julio 2012

Fotografío luego existo


La modernidad nos ha alcanzado, siempre buscando hacer todo más fácil y más "social". El punto que quiero tocar es que ahora todo el mundo tiene uno o dos cámaras, no como hace pocos años cuando tener una cámara era un lujo y por lo tanto todo lo que fotografiábamos era relativamente nuevo o tenía un dejo artístico. 


Con la ola de celulares y gadgets con cámaras y con gran resolución todo parece ya hecho y el arte en la fotografía es cada vez más difícil ( he ahí que respete muchísimo a los artistas de la fotografía). Ante este panorama muchos caen en la horrible y desesperante manía de fotografiar absolutamente toda su vida, no digo que esté mal fotografiar a tu perro, gato, lo que molesta es que hay personas que fotografían un helado, el suelo, el Sol ( sin eclipses ni nada) cada lugar donde han estado ( sea o no  importantes) como para hacer notar a las personas que podrían dudar de alguna fantástica historia en el viaje o solo para dejar 


 Llegamos a un nivel que no importa disfrutar el momento solo fotografiarlo; es absurdo y patológico  pensar que si no fotografiamos algo, alguien o algún lugar es como si nunca estuvimos con el, en ese lugar o ya no vayamos a hacer eso que nos alegra. Fotografiar no es lo malo, lo malo es que nos importe una efímera fama en alguna red social

Otro caso que encuentro molesto es videograbar cada concierto, está bien una o dos canciones pero siempre estar grabando en vez de vivir el concierto es ilógico; un concierto es para cantar, brincar, aplaudir, lo que sea que convierta en ese momento en un recuerdo especial y no mantener el brazo en alto todo el recital.

Para concluir, me encanta la fotografía y tomar video, pero no a todo. Disfruten el momento al momento, y no cuando vean una foto y/o un video pensar "debí a ver hecho esto". Saludos

Memoria y Tolerancia

Si algo le hace falta a los mexicanos en estos tiempos postelectorales y pre apocalípticos (según los mayas), es tener memoria y mucha mucha tolerancia.
Lo que no hace falta es el tiempo libre, en plenas vacaciones de verano, donde la ciudad se empieza a desocupar, el DF ofrece una gran cantidad de opciones para pasar una tarde agradable, es el caso del museo Memora y Tolerancia.

Con un estilo moderno y confortable el edificio que alberga este proyecto auspiciado por la Fundación Memoria y Tolerancia A. C., está ubicado justo frente al Hemiciclo a Juárez, a un costado del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

El museo pretende llevar al visitante por un recorrido que sirva para difundir la importancia de la tolerancia y la diversidad a través de la memoria historica, partiendo del genocidio judío.
En sus más de 50 salas, se puede  observar las atrocidades cometidas por distintos líderes políticos contra millones –literalmente- de personas, “sólo” durante el siglo XX.

El holocausto judío es el ancla de la exposición: ahí están las estúpidas leyes del régimen nazi, sus formas “científicas” de explicar la “superioridad racial”, la publicidad de Goebbels, los ghettos (guetos), está Auschwitz , los "experimentos" de Mengele, las cámaras de gas…
Lo más impresionante es sin duda, y por mucho, poder estar en el interior de un vagón de un tren que servía para transportar a los habitantes de los ghettos hacia los campos de exterminio.
(A ojo de buen cubero calculo que cabrían  cuando mucho 30 o 40 personas, 50 a lo más, en ese vagón según la información que se puede leer antes de entrar en él, transportaban de 80 a cien personas)

Pero no sólo habla del holocausto judío, también se muestan los genocidios perpetrados contra el pueblo armenio durante la Primera Guerra Mundial por parte del Imperio Otomano (hoy Turquia), el intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hutu de Ruanda, en 1994.
También está la terrible guerra de los Balcanes (la ex Yugoslavia), la guerra civil guatemalteca, que durante los primeros años de la década de los ochenta dejó miles de muertos, la gran mayoría indígenas mayas, además del conflicto de Darfur.

Mención aparte merecen las brutalidades que llevaron a cabo  los jameres rojos en  Camboya. Liderados por Pol Pot, proclamaron ¡el año cero, el inicio de la historia!, mataron a “burgueses”  intelectuales, y destruyeron todas las ciudades, para reubicar a toda la población en el campo obligándola a trabajar bajo condiciones indecibles.
Terminaron con toda la “cultura occidental” y prohibieron costumbres milenarias del pueblo camboyano, ya no hablemos de religión.

La segunda parte del museo está dedicada a resaltar el valor de la tolerancia y la diversidad, con un marcado acento en el papel que juegan los medios de comunicación.
Como éstos ayudan a generar un ambiente hostil contra lo que se ve como “diferente” y reforzar estereotipos y prejuicios.
Sin embargo, también se da cuenta del poder de los medios para formar exactamente los valores contrarios: el respeto, la amistad, el cariño y sobretodo la empatía.

Una experiencia que a muchos les vendría  muy bien.